Comprendo las dudas que surgen cuando empiezas la búsqueda de "tu terapeuta ideal".
A pesar de que la verdadera respuesta a cada una de estas preguntas la vas a encontrar tú, me gustaría explicar cómo lo veo desde mi posición.
La decisión de comenzar un proceso online o decantarte por uno de tipo presencial es muy íntima. Aunque las diferencias individuales son innumerables, he acompañado a personas con un perfil muy similar de manera online.
En primer lugar, prefieren que su terapeuta no tenga nada que ver con su ciudad o con su contexto. Esas personas agradecen que seas una persona completamente ajena a su mundo.
En segundo lugar, suelen coincidir en que su casa es un lugar seguro y agradable. Este aspecto para mí es fundamental, y me atrevo a afirmar que es de las condiciones que más afectan a la decisión final. En muchas ocasiones las personas rechazan la terapia en modalidad online por una falta de intimidad en su casa. Parece lógico, ¿no? ¿Cómo vas a sentirte seguro cuando sabes que tu familia o tu pareja está en casa y no es un momento confidencial?. A veces he escuchado: ¿Qué más te da, si no vas a hablar de mi?. Estoy completamente en desacuerdo con esta idea, pues necesitamos estar completamente solos para poder escuchar al cuerpo, sentir, expresar, o incluso emocionarnos. Porque esto también es fundamental en una sesión.
Existen muchos más factores que pueden influir en esta decisión, pero si tu casa es un lugar seguro para ti (en algún momento del día), te animo a que comiences un proceso online y confirmes en primera persona que por supuesto se puede crear un vínculo fuerte y sólido con tu terapeuta a través de una pantalla.